Por contar con algo más de efectivo para los gastos personales, para ayudar a la economía familiar o con el fin de adquirir experiencia profesional, cada vez más estudiantes intentan compaginar sus carreras con la vida laboral. Un hecho aparentemente inocuo pero que puede traer graves consecuencias si las horas de empleo exceden las 20 semanales.
Así lo creen Katheryn Monaham, de la Universidad de Washington; Joanna M. Lee (de la de Virginia) y Laurence Steinberg (de la de Temple, todas en EEUU) tras llevar a cabo una investigación con más de 1.700 estudiantes.
"Trabajar media jornada durante el año escolar ha sido una característica de los adolescentes estadounidenses durante más de 20 años. Hoy en día, como ha sido el caso desde 1980, una parte importante de los estudiantes de secundaria tiene trabajos a tiempo parcial, y un gran número de estos trabaja más de 20 horas a la semana. Durante las últimas dos décadas, numerosos estudios han analizado el impacto del trabajo en los adolescentes, pero la literatura sobre los efectos del empleo parcial tiene resultados poco consistentes y no hay acuerdo sobre si estudiar y tener un jornada laboral prolongada (más de 20 horas a la semana) es perjudical para el rendimiento académico o para la conducta y la salud mental", aclaran los autores en el último 'Child Development'.
Un total de 1.792 alumnos de todos los estatus socieconómicos y étnicos han participado en el ensayo. En todos ellos se analizó si compaginaban los estudios con un trabajo temporal, las horas del mismo a la semana, así como el nivel académico (horas de trabajo en casa, concentración en clase, entre otras variables) los problemas de comportamiento, la existencia de sintomatología depresiva, la autonomía respecto a los padres y el desarrollo psicosocial. Los datos revelan que los adolescentes que trabajan más de 20 horas semanales tienen más riesgo de participar menos en clase o tener peor rendimiento académico que aquéllos que no están empleados o lo están menos tiempo.
Los efectos en el rendimiento son diferentes a pesar de las horas semanales trabajadas si se "busca una remuneración económica o se están haciendo prácticas. Un residente, por ejemplo, está trabajando en su propia carrera, lo que hace que, probablemente esté más atento en clase y concentrado, porque está estudiando y trabajando en lo mismo".
El "rendimiento escolar desciende porque el estrés del trabajo y la fatiga (sobre todo algunos empleos) reducen la concentración, la atención y la memoria, elementos esenciales del rendimiento".
Concluye el estudio, además, que los jóvenes con jornadas más largas tienen más posibilidades de tomar drogas o beber alcohol . "El ocio, salir con los amigos son imprescindibles contra el estrés. Es probable que si no se tiene tiempo para divertirse se usen drogas bien para relajarse (hachis) bien, precisamente, para poder aumentar el rendimiento y la actividad (cocaína y anfetaminas)".
LO POSITIVO
Pero no todo son malas las noticias. Se reconoce que "los estudiantes que trabajan tienen más autonomía y más independencia , lo que eleva la autoestima. Además tienen más responsabilidad, se demuestra en los que están trabajando para poder ayudar a pagar los estudios. Todo esto hace también que sean jóvenes con más probabilidades de alcanzar sus metas".
No son aconsejables las jornadas laborales largas en el año académico, dado que pueden afectar en clase, en el comportamiento y en el bienestar de los jóvenes". No obstante, "el empleo puede ser crucial para algunos jóvenes, como los de familias con dificultades económicas. Por ello es importante que se lleven a cabo futuras investigaciones para explorar los mecanismos que pueden minimizar las consecuencias perjudiciales de una intensa jornada laboral mientras se estudia".
Así lo creen Katheryn Monaham, de la Universidad de Washington; Joanna M. Lee (de la de Virginia) y Laurence Steinberg (de la de Temple, todas en EEUU) tras llevar a cabo una investigación con más de 1.700 estudiantes.
"Trabajar media jornada durante el año escolar ha sido una característica de los adolescentes estadounidenses durante más de 20 años. Hoy en día, como ha sido el caso desde 1980, una parte importante de los estudiantes de secundaria tiene trabajos a tiempo parcial, y un gran número de estos trabaja más de 20 horas a la semana. Durante las últimas dos décadas, numerosos estudios han analizado el impacto del trabajo en los adolescentes, pero la literatura sobre los efectos del empleo parcial tiene resultados poco consistentes y no hay acuerdo sobre si estudiar y tener un jornada laboral prolongada (más de 20 horas a la semana) es perjudical para el rendimiento académico o para la conducta y la salud mental", aclaran los autores en el último 'Child Development'.
Un total de 1.792 alumnos de todos los estatus socieconómicos y étnicos han participado en el ensayo. En todos ellos se analizó si compaginaban los estudios con un trabajo temporal, las horas del mismo a la semana, así como el nivel académico (horas de trabajo en casa, concentración en clase, entre otras variables) los problemas de comportamiento, la existencia de sintomatología depresiva, la autonomía respecto a los padres y el desarrollo psicosocial. Los datos revelan que los adolescentes que trabajan más de 20 horas semanales tienen más riesgo de participar menos en clase o tener peor rendimiento académico que aquéllos que no están empleados o lo están menos tiempo.
Los efectos en el rendimiento son diferentes a pesar de las horas semanales trabajadas si se "busca una remuneración económica o se están haciendo prácticas. Un residente, por ejemplo, está trabajando en su propia carrera, lo que hace que, probablemente esté más atento en clase y concentrado, porque está estudiando y trabajando en lo mismo".
El "rendimiento escolar desciende porque el estrés del trabajo y la fatiga (sobre todo algunos empleos) reducen la concentración, la atención y la memoria, elementos esenciales del rendimiento".
Concluye el estudio, además, que los jóvenes con jornadas más largas tienen más posibilidades de tomar drogas o beber alcohol . "El ocio, salir con los amigos son imprescindibles contra el estrés. Es probable que si no se tiene tiempo para divertirse se usen drogas bien para relajarse (hachis) bien, precisamente, para poder aumentar el rendimiento y la actividad (cocaína y anfetaminas)".
LO POSITIVO
Pero no todo son malas las noticias. Se reconoce que "los estudiantes que trabajan tienen más autonomía y más independencia , lo que eleva la autoestima. Además tienen más responsabilidad, se demuestra en los que están trabajando para poder ayudar a pagar los estudios. Todo esto hace también que sean jóvenes con más probabilidades de alcanzar sus metas".
No son aconsejables las jornadas laborales largas en el año académico, dado que pueden afectar en clase, en el comportamiento y en el bienestar de los jóvenes". No obstante, "el empleo puede ser crucial para algunos jóvenes, como los de familias con dificultades económicas. Por ello es importante que se lleven a cabo futuras investigaciones para explorar los mecanismos que pueden minimizar las consecuencias perjudiciales de una intensa jornada laboral mientras se estudia".
Fuente: http://www.elmundo.es/
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